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Andrés Oppenheimer nos recordó a final del año que pasó, cómo en Méjico, Brasil y Chile hubo propósitos que se realizaron y partieron de pactos políticos por la patria, como dice Uribe. Destacable a pesar de tantos tropiezos fue el compromiso de todos los partidos políticos mejicanos en el llamado Pacto por Méjico, procurando verdaderas reformas para acelerar el desarrollo del país, que firmaron el PRI del Presidente Enrique Peña Nieto, a las cuales, paradójicamente se opuso en los 12 años anteriores, el PAN de la centro-derecha, el PRD Partido de la Revolución Democrática de Centro Izquierda, implementando tres puntos vitales para cambiar comenzaron con la Reforma Educativa, la Reforma Laboral, la de las Telecomunicaciones, la Fiscal y Energética. Vendrán en la reglamentación muchas dificultades, pero se comenzó y ya desertó uno de los partidos del compromiso, pero se rompió la polarización que dividía a las mayorías.
Desearíamos que se realizara un Pacto por Colombia y que lo liderara el jefe natural de la nación, el presidente Santos en lugar de guerrear con Uribe y con todos los demás en el más delirante narcisismo.
Pero bueno, eso es un asunto nacional que todavía podría darse a tiempo. Por ahora estamos sumergidos en las visiones de lo regional. Desearíamos que el líder Departamental que personifica el señor gobernador Edgar de Jesús, en lugar de patrocinar candidaturas, asumiera la construcción de un gran consenso, o un Pacto por el Norte de Santander, convocando a los posibles senadores y representantes a la Cámara a elegir en marzo. Convocar por ejemplo a Juan Manuel Corzo Román, a Carlos Barriga, a Carlos Hernández Mogollón, a Andrés Cristo, a Carlos León Celis, Ciro Rodríguez, a Juan Carlos García, a Neftalí Santos, a María Eugenia Riascos y a los otros que hacen un esfuerzo sobrehumano fabricando una sorpresa.
Ese compromiso plasmado en un Pacto por El Norte de Santander que definitivamente tenga una Visión al 2030 y que ellos la inicien. Que no sea minimalista, pues estamos mamados que nos tapen los sentidos con lo “Mínimo”, que supere el complejo de las “Bocatomas”, un Norte de Santander que deje de ser insular, que tenga una infraestructura vial que nos deje ser competitivos, que tengamos una infraestructura energética que nos deje levantar el vuelo industrial, un Norte de Santander que salga de la mediocridad educativa en todas sus fases incluida la superior que la tienen sumida en un “tierrero” politiquero. Un compromiso de verdad que no se puede esfumar en reformas al himno de Gutiérrez Calderón, ni contratos por programas de pan y leche en descomposición, ni en reclamar como gestión los rubros presupuestales de obligatorio giro del nivel central.
Un Pacto por el Norte de Santander, que no es tarde para que lo convoque el señor gobernador, liberado de todo compromiso electorero. Un pacto que también podría ser por Cúcuta y que lideraría el señor alcalde Donnamaris Ramírez Lobo.
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Adenda: Tenemos la buena noticia que el CUEE ya está en la región. Es llamativa la idea que conocí en Antioquia hace dos navidades en El Lago de la fe, en El Retiro y en los inicios de la administración Fajardo, ya la comentaremos.
Desearíamos que se realizara un Pacto por Colombia y que lo liderara el jefe natural de la nación, el presidente Santos en lugar de guerrear con Uribe y con todos los demás en el más delirante narcisismo.
Pero bueno, eso es un asunto nacional que todavía podría darse a tiempo. Por ahora estamos sumergidos en las visiones de lo regional. Desearíamos que el líder Departamental que personifica el señor gobernador Edgar de Jesús, en lugar de patrocinar candidaturas, asumiera la construcción de un gran consenso, o un Pacto por el Norte de Santander, convocando a los posibles senadores y representantes a la Cámara a elegir en marzo. Convocar por ejemplo a Juan Manuel Corzo Román, a Carlos Barriga, a Carlos Hernández Mogollón, a Andrés Cristo, a Carlos León Celis, Ciro Rodríguez, a Juan Carlos García, a Neftalí Santos, a María Eugenia Riascos y a los otros que hacen un esfuerzo sobrehumano fabricando una sorpresa.
Ese compromiso plasmado en un Pacto por El Norte de Santander que definitivamente tenga una Visión al 2030 y que ellos la inicien. Que no sea minimalista, pues estamos mamados que nos tapen los sentidos con lo “Mínimo”, que supere el complejo de las “Bocatomas”, un Norte de Santander que deje de ser insular, que tenga una infraestructura vial que nos deje ser competitivos, que tengamos una infraestructura energética que nos deje levantar el vuelo industrial, un Norte de Santander que salga de la mediocridad educativa en todas sus fases incluida la superior que la tienen sumida en un “tierrero” politiquero. Un compromiso de verdad que no se puede esfumar en reformas al himno de Gutiérrez Calderón, ni contratos por programas de pan y leche en descomposición, ni en reclamar como gestión los rubros presupuestales de obligatorio giro del nivel central.
Un Pacto por el Norte de Santander, que no es tarde para que lo convoque el señor gobernador, liberado de todo compromiso electorero. Un pacto que también podría ser por Cúcuta y que lideraría el señor alcalde Donnamaris Ramírez Lobo.
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Adenda: Tenemos la buena noticia que el CUEE ya está en la región. Es llamativa la idea que conocí en Antioquia hace dos navidades en El Lago de la fe, en El Retiro y en los inicios de la administración Fajardo, ya la comentaremos.