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¡Espectacular!
Nunca me imaginé que una decisión de una reforma tributaria poco menos de una década después rindiera sus frutos como sucedió con los resultados de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. La historia es la siguiente. En la reforma tributaria del 2002 se creó una sobretasa al IVA al pago del celular del 4 por ciento.
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Sábado, 11 de Agosto de 2012
Nunca me imaginé que una decisión de una reforma tributaria poco menos de una década después rindiera sus frutos como sucedió con los resultados de los Juegos Olímpicos de Londres 2012.

La historia es la siguiente. En la reforma tributaria del 2002 se creó una sobretasa al IVA al pago del celular del 4 por ciento.

Este impuesto tenía destino exclusivo: la mitad para cultura y la mitad para deportes. Los colombianos pasaron de pagar un 16% a un 20% de IVA por cada cuenta de teléfono móvil y ese esfuerzo económico de todos financió el éxito que hoy celebramos. El crecimiento de ese recaudo fue exponencial con el aumento del uso del teléfono celular que pasó de ser un lujo a ser una necesidad. Todos los colombianos que tienen o han tenido un celular son coparticipes del éxito de los Olímpicos de Londres y tienen un pedacito de esas ocho medallas que hoy celebramos.

Claro, valdría la pena un análisis más profundo del impacto de esos recursos pero lo cierto es que los resultados increíbles de Colombia en Londres no son una casualidad. Este equipo, a pesar de los problemas que aún existen en algunas federaciones, es el mejor financiado en la historia del país y los éxitos están a la vista. El cobro de este impuesto muestra claramente una máxima de la economía y es que los recursos bien enfocados dejan como saldo medible unos resultados concretos. En este caso son ocho medallas que colocan al país como una posible potencia deportiva en el ámbito continental.

¿Y ahora qué? Nada genera un orgullo de país, un nacionalismo bien entendido, un sentimiento de patria como los éxitos deportivos. Nada une a una sociedad fragmentada como la nuestra como esos logros que nos rompen el corazón de alegría. Si, y perdonen el parroquialismo, nada nos hace sentir tan colombianos miembros de una misma familia como esos triunfos de estas últimas dos semanas. Esa es la razón por la cual países como la China o Cuba la apuestan tanto al deporte. Pero la otra cara del deporte es la derrota, el fracaso, como hoy lo deben sentir países como Argentina o México para solo hablar de unos ejemplos en nuestro continente.

Por eso desde ya hay que poner la mirada en Río de Janeiro 2016. La luchadora Rentería y el ciclista Oquendo lo dijeron de manera clara:  el objetivo es el oro en Brasil.

A la cabeza del director de Coldeportes, Andrés Botero, quien además viene del Comité Olímpico se puede armar ese plan estratégico que logre mejores resultados en cuatro años. Que enfoque recursos en donde somos mejores. Que traiga los mejores entrenadores. Que le pague a los deportistas más opcionados para que se dediquen a ese objetivo. Que recupere deportes como el boxeo así toque intervenir federaciones. Y que construya los escenarios, el primero debe ser una pista de BMX como la de Londres, que permitan prácticas al mejor nivel y el surgimiento de nuevas figuras.

El Gobierno Nacional, por su parte, además de poner el dinero y controlar el desarrollo del plan estratégico debería incentivar a las empresas con exenciones tributarias para financiar aún más el deporte y sobre todo los deportistas. Y falta la última pata de esa mesa, los gobiernos locales y regionales. Es triste ver que de Bogotá no sale un gran deportista hace años.

Como la sequía en el fútbol hay que acabar con esa historia pues la capital necesita héroes. La desidia de los gobernantes capitalinos ha sido total. Es hora de tener un plan deportivo para la capital.

Colombia no se puede dormir en los laureles. La alegría de hoy no se puede convertir en el que nos pasó dentro de cuatro años. Pero por ahora gocemos ese orgullo colombiano que hoy sentimos en el.
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