La familia del subintendente Ángelo Raúl Martínez, muerto durante un ataque con explosivos en Tibú (Norte de Santander), denunció que el uniformado venía insistiéndoles a sus superiores en el deseo de ser trasladado de esa zona del país.
“Le rechazaron el proceso de traslado porque se tocaron mil puertas, se hicieron mil procesos para que fuera trasladado y no pasó. Él no pedía que lo mandaran a patrullar en la casa, porque nadie pide eso. Lo que quería era estar cerca a su familia”, señaló Alexis Álvarez, familiar del policía fallecido.
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Un bus de transporte público grabó el momento en el que una carga explosiva detonó al paso de una patrulla de la policía. Eran las 2:30 de la tarde. En su interior iba el subintendente Martínez y el patrullero Andrés Idárraga. Ambos murieron y en el hecho también cayó una civil que transitaba por el lugar.
Martínez cumplía con un relevo hace dos meses en la estación de policía de Tibú. En la zona hay presencia de los disidentes de las Farc y del ELN.
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“Es injusto que, a una persona tan joven, con una familia empezando apenas su vida a los 30 años, lo manden como carnada sin seguridad porque cómo es posible que haya carros no blindados en zonas rojas, cómo es posible que la mayor seguridad la tengan unos pocos y el resto normal, que sean la carnada, juegan con la vida de la gente”, añadió el familiar.
Por estos hechos, la Policía ofreció una recompensa de hasta 200 millones de pesos a las personas que entreguen información que permita dar con el paradero de los responsables. De momento, ningún grupo armado ilegal se ha atribuido el atentado.
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