Ayer a las 10:40 de la mañana, la mamá de Camilo* recibió una de las peores noticias de su vida cuando un vecino llegó a su casa y le dijo que hacía unos minutos habían asesinado a su hijo de 15 años. El cadáver del menor estaba tirado sobre la tierra de la manzana 1ª, del barrio Manuela Beltrán, a pocas cuadras de donde residía.
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De inmediato, la mujer angustiada y dolida, salió junto con varios familiares, a ver qué había pasado, y al llegar al sitio que le indicaron, fueron inevitables las lágrimas y los gritos de frustración por el trágico desenlace que acabó con la vida del menor de edad. Pues allí se encontrada boca abajo y sin signos vitales.
Varios los vecinos del sector aseguraron que momentos antes de sonar los balazos mortales, un grupo de jóvenes, entre esos la víctima, pasó corriendo por los alrededores de ese lugar, al parecer, huyendo de dos hombres que presuntamente portaban armas de fuego y los estaban buscando, también a pie, para asesinarlos.
Minutos más tarde de esa singular escena, en ese sector de Manuela Beltrán, se escucharon cuatro disparos. Cuando los vecinos salieron, encontraron al joven tendido en el piso y sin señales de vida, por lo que buscaron una sábana y la pusieron encima, mientras llegaban las autoridades.
Minutos más tardes, la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) llegó al lugar y lo acordonó, esperando la llegada de la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brihno), para que se encargara de la inspección técnica.
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Dentro de la escena del crimen, además de los uniformados, se encontraba la mamá del joven, con una familiar, quien luego de ver cómo las autoridades hacían el levantamiento, continuó expresando su dolor y rabia, especialmente a los policías, argumentando que tendrían que haber venido días antes, cuando todavía se encontraba con vida.