Diego Andrés Uribe Salazar es un cucuteño que desde hace dos años se desempeña como gerente global de abastecimiento para la empresa de tecnología Facebook, también propietaria de WhatsApp e Instagram.
Hijo de dos familias cucuteñas de pura cepa. Sus abuelos son: “Alfredo Salazar (mi mejor amigo, mentor y aliado) militar retirado y empresario y Hernando Uribe, joyero y relojero, dueño de la tradicional joyería cucuteña ‘El Sol”.
¿Qué recuerdos tienes de esa niñez en Cúcuta?
Recuerdo mucho El Malecón, degustando ‘perro caliente’ en una plazoleta al lado del río pamplonita. De igual manera me acuerdo de los domingos de ciclovía con mi abuelo Alfredo.
¿Por qué te trasladas a Bogotá ?
Me mudo a Bogotá por razones laborales de mis padres. No fue un comienzo fácil, porque la mayoría de mis compañeros me llevaban dos años y me la montaban crudamente por mi acento, uno de mis apodos ‘Cúcuta’. Y curiosamente, el niño que más me la montaba termina siendo uno de mis mejores amigos durante el bachillerato.
¿En qué colegio terminaste bachillerato?
Estudié en Jardín Ternuras y empecé tercero de primaria en el colegio Gimnasio Campestre y me gradué como bachiller de 16 años.
¿Y qué pasó luego?Luego de terminar el colegio, pude irme un año a Cambridge, Inglaterra, para estudiar inglés. Para practicar mi acento con verdaderos ingleses y ayudar a mis padres. Decidí trabajar como mesero por unos meses en Cambridge University, donde termino por estudiar un pequeño curso de pre-ingeniería.
¿Por qué te inclinas por la Ingeniería Industrial ?
Tenía claro que quería ser ingeniero y soy relativamente bueno con los números. Tal vez fue por un poco de rebeldía que me inclino por Ingeniería Industrial y no por Ingeniería Civil (mis dos padres son Ingenieros Civiles). Pude entrar a la universidad de los Andes. Me gradué como Ingeniero Industrial, con opción en gestión de Organizaciones.
¿ Cómo llegas a Estados Unidos?
Durante las vacaciones de medio año durante mi pregrado, trabajé dos veranos como vendedor en unas tiendas al lado del mar en Myrtle Beach, Carolina del sur. Pude practicar más mi inglés y viajé por Estados Unidos con lo que pude ahorrar.
¿Y maestrías?
Apliqué a varias universidades para mi maestría en Ingeniería Gerencial. Logré entrar a Duke University, y no dudé un segundo que ese sería mi destino. Es una de las mejores tanto académicamente, como en basketball, mi deporte favorito que practico desde niño. Allí conocí a mi futura esposa: Ysabel Rondón de Caracas, Venezuela.
¿Quién te ayudó en los estudios?
He sido afortunado de que mis padres me han podido ayudar hasta donde pueden, pero mi madre ha sido el motor principal de mi educación, no estaría donde estoy, de no ser por sus esfuerzos.
¿De qué manera contribuyes a la Fundación Juventud Líder?
Hago parte del programa Plan Padrino, donde soy mentor del cucuteño Juan David. Lo guío en su visión de vida, académicamente y también ayudo a su familia con manutención. De igual manera apadrino a otra familia en Atalaya. Durante el 2014, en Houston, empecé un programa similar con la fundación Spring Spirit. Fui el primer mentor y hoy en día logramos apadrinar a más de 300 niños de bajos recursos. Una de mis pasiones es el servicio por la juventud, en especial para aquellos que no tienen los recursos para crecer o se les dificulta encontrar oportunidades dada las limitaciones de la comunidad donde crecen.
¿Exactamente en qué consiste tu cargo en Facebook?
Me encargo de negociar y ejecutar los contratos para los servicios y equipos de infraestructura de los Data Centers de Facebook, edificios que almacenan toda la data de nuestras empresas (fotos, mensajes de Instagram, WhatsApp y Facebook).Para que tengan una idea del tamaño de esta infraestructura, tiene alrededor de 2 millones de metros cuadrados construidos, alrededor de 40 torres Colpatria.
¿Cómo llegas a ese cargo?
No es fácil encontrar trabajo como profesional en Estados Unidos, hay muchas barreras como emigrante. Hay que aplicar a una lotería para quedar con visa de trabajo, la empresa donde trabajas tiene que gastar en abogados para este proceso. Después de aplicar a más de 300 trabajos y no tener suerte, por cosas del universo y Dios, conocí a un ‘N’ americano en la entrada de un restaurante que resultó siendo vicepresidente, en la empresa donde conseguí mi primer trabajo en Houston, Texas. Ahí estuve por más de cinco años. Mi esposa consiguió una oportunidad laboral en San Francisco y decidí seguirla. Un buen amigo me refirió a Facebook, y luego de un proceso de dos meses con más de 20 entrevistas, logré entrar a Facebook.