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Mercenarios colombianos, una historia de tiempo atrás
Esta no es la primera vez que un grupo de nuestro país trabaja en operaciones militares que traspasan fronteras.
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AFP
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Domingo, 11 de Julio de 2021

Tras el escándalo de la participación de militares colombianos en condición de retiro en el asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moise, en su casa de Puerto Príncipe, se reabre el debate sobre la industria de mercenarios que opera tras bambalinas.

Aunque la noticia sorprendió y tiene molesto al Gobierno Nacional y a los colombianos, esta no es la primera vez que un grupo de nuestro país trabaja en operaciones militares que traspasan fronteras, pues su perfil es muy apetecido por las grandes empresas que se dedican a este negocio.

Empresas que, de acuerdo con el director del Centro de Estudios y Paz, Néstor Rosania, han existido históricamente, pero se fortalecieron y crecieron de forma exponencial desde el 11 de septiembre de 2001.

“La guerra contra el terrorismo y todo el discurso de Estados Unidos, hizo que a nivel internacional esas empresas tuvieran mucho capital que les empezó a ingresar y muchos exmiembros de las Fuerzas Especiales de los Estados Unidos empezaron a crear a sus empresas”, agregó Rosanía.

Estas empresas empezaron a operar en todo el mundo y desde ese momento han reclutado gente muy bien capacitada, que no necesita ningún tipo de entrenamiento y es en ese punto que los colombianos se han convertido en una mano de obra muy solicitada por su perfil.

Especialmente desde hace diez años, cuando los militares se empezaron a graduar de Fuerzas Especiales.

Esto porque tienen “un muy buen entrenamiento, porque son paracaidistas, tienen los cursos de lanceros, comandos, fuerzas especiales y, lo más importante, es la experiencia de combate, punto que es el diferenciador con soldados de todo el mundo”, añade el director del Centro de Estudios y Paz.

Y este es en términos generales el perfil de los colombianos que, según las autoridades, están implicados en el asesinato del presidente de ese país el pasado miércoles, pues son exmilitares con basta experiencia y múltiples cursos durante su carrera militar.

Estas personas fueron identificadas en dos requerimientos por las autoridades colombianas. En el primero, de acuerdo con el director de la Policía, general Jorge Luis Vargas, aparecen el sargento primero (r) Mauricio Javier Romero, el sargento viceprimero (r) Duberney Capador Giraldo y los soldados (r) Victor Albeiro Pineda, Manuel Antonio Grosso, John Jairo Ramirez y Alejando Giraldo Zapata.

Los dos primeros fallecieron en un procedimiento por la Policía Nacional de ese país y los últimos  cuatro más fueron capturados.

Según se logró identificar, Capador, de 40 años, quien murió después del operativo, estuvo asignado a la Brigada 30 de Cúcuta, hasta enero del 2020.

En el segundo requerimiento, las autoridades identificaron a los soldados en retiro Naiser Franco Castañeda, Enalbert Vargas, Jhon Jairo Suárez y Francisco Eladio Uribe, al sargento Viceprimero (r) Angel Mario Yarce y al capitán (r) Germán Alejandro Rivera y al teniente coronel (r) Carlos Giovanni Guerrero.

Según Néstor Rosania, estas personas deciden convertirse en mercenarios principalmente por tema de dinero, porque allá “les pagan sobre los 18.000 dólares mensuales versus un sueldo que acá no supera los siete millones”.

República Dominicana fue el puerto de llegada

El Director de la Policía informó que las personas vinculadas al hecho utilizaron República Dominicana como trampolín para llegar a territorio haitiano.

Los primeros en viajar fueron el sargento viceprimero (r) Duberney Capador y el capitán (r) Germán Alejandro Rivera, quienes viajaron el 6 de mayo desde Bogotá a Panamá y luego a Santo Domingo, en el vuelo CM877 de Copa Airlines. Permanecieron en Santo Domingo durante cuatro días y el 10 de mayo viajaron a Puerto Príncipe por vía aérea.

24 días después, es decir el 4 de junio, el resto de los exmilitares tomaron el vuelo 252 de Avianca a punta Cana (República Dominicana), y dos días después pasaron por el punto fronterizo carrizal a Haití.

En medio de su recorrido pasaron por Santo Domingo, lugar donde el soldado retirado Manuel Antonio Grosso Guarín, subió una serie de fotografías en su perfil de Facebook en diversos puntos turísticos de la capital dominicana, como la zona colonial, el malecón, el Faro a Colón y frente al Palacio Nacional.

Desde el 6 de junio, fecha en la que ingresaron a Haití, de acuerdo con las autoridades, estas personas planearon el homicidio por un periodo de 32 días, hasta el 7 de julio, cuando a la 01:00 de la mañana asesinaron al presidente e hirieron a su esposa, en su residencia privada.

El director de la Policía agregó que se están investigando cuatro empresas, en donde se habrían reclutado a estas personas para producir los viajes y, posteriormente, ejecutar el atentado.

La supuesta participación de mercenarios colombianos pone en evidencia un lucrativo mercado transnacional.

 No solo son militares retirados quienes atraviesan las fronteras de Colombia, principal exportador de cocaína del mundo, para ejercer violencia a sueldo.

En mayo de 2004 autoridades venezolanas detuvieron a “153 paramilitares colombianos” a los que acusó de ser parte de un plan para asesinar al entonces presidente del vecino país, Hugo Chávez.

Según las autoridades colombianas, al parecer, habría cuatro compañías involucradas en el asesinato del mandatario de Haití.

Entrenados, empobrecidos y numerosos -

Colombia es una inagotable cantera de soldados. Unos 220.000 uniformados integran las Fuerzas Armadas y miles de ellos se retiran por falta de posibilidades de ascenso, fallas de conducta o porque cumplen 20 años de servicio. 

Cada año "salen de nuestras filas del ejercito entre 15.000 y 10.000 soldados (...) es un universo humano muy difícil de controlar", anotó el coronel John Marulanda, presidente de la Asociación Colombiana de Oficiales Retirados de las Fuerzas Militares (Acore), en entrevista con W Radio. 

Se retiran relativamente jóvenes con pensiones bajas y eso los hace "presa de oportunidades económicas mejores", agregó el oficial en retiro. 

En su opinión, lo ocurrido en Haití es un "caso típico de reclutamiento" de exmilitares colombianos por parte de empresas privadas para adelantar operaciones en otros países.

Según autoridades colombianas, habría cuatro compañías involucradas en el asesinato del mandatario. Una mujer que se presentó como la pareja de Francisco Eladio Uribe, uno de los colombianos capturados, aseguró que una empresa le hizo a su esposo una oferta de 2.700 dólares por unirse al comando.  

Uribe se retiró del ejército en 2019 y se encuentra vinculado a un proceso judicial por el escándalo conocido como "falsos positivos", en el que uniformados ejecutaron a más de 6.000 civiles entre 2002 y 2008 para hacerlos pasar como bajas en combate a cambio de beneficios.

Negocio global 

En mayo de 2011 el diario The New York Times reveló que un avión con docenas de exmilitares colombianos aterrizó en Abu Dabi para engrosar un ejercito de mercenarios contratados por la firma estadounidense Blackwater para custodiar activos importantes para los Emiratos Árabes.

El mismo diario reveló, en 2015, que cientos de colombianos estaban combatiendo a los rebeldes hutíes en Yemen, ahora contratados directamente por los Emiratos.

Para Mantilla, desde hace un década "hay un boom de esa industria". 

En ese momento, Estados Unidos comenzó a sustituir sus tropas en el medio oriente por "empresas de seguridad privada porque implican un menor costo político en términos de bajas y una zona gris en el derecho internacional". 

Ante eventuales violaciones a los derechos humanos, "la responsabilidad jurídica la van asumir los autores materiales" y no el Estado o compañía que los contrató, anota el analista. 

Hoy existe un mercado global donde empresas estadounidenses, inglesas, francesas, belgas o danesas reclutan mercenarios principalmente en Latinoamérica o en países que tuvieron conflictos armados como Zimbabue y Nepal. 

"Las empresas son legales, pero ello no quiere decir que todas las actividades que estas personas hagan sean estrictamente legales", concluye Mantilla.

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