El nuevo presidente de El Salvador, Nayib Bukele, pidió durante su discurso de investidura, “unidad” para sacar al país adelante e instó a los ciudadanos a asumir sus responsabilidades.
Después de tomar posesión como presidente de El Salvador para el período 2019-2024 en una ceremonia en la plaza Capitán General Gerardo Barrios, en el centro histórico de San Salvador, el empresario pronunció su primer discurso como nuevo mandatario de este país centroamericano ante miles de personas que poco a poco fueron llegando al lugar, siete mandatarios y al menos 32 delegaciones de diferentes países.
El empresario centroamericano, tomó el poder tras ser juramentado por el presidente de la Asamble Legislativa, Norman Quijano.
Bukele, quien logró la Presidencia de la nación bajo la bandera de la derechista Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), prometió ser el presidente de todos los salvadoreños y llamó a los ciudadanos a asumir sus responsabilidades.
“Nos toca ahora a todos tener un poco de valor, asumir nuestra responsabilidad y todos como hermanos sacar adelante a El Salvador... no vamos a salir adelante si no nos unimos, tenemos que unirnos y asumir cada uno nuestras responsabilidades”, manifestó.
El mandatario subrayó que la nación centroamericana necesita mejorar para acoger a las futuras generaciones y señaló que su propósito es que El Salvador “sea un ejemplo para el mundo”.
“Tenemos solo cinco años, no para pasar la página de la posguerra, no para derrotar el bipartidismo, esas cosas ya las hicimos. Tenemos cinco años para hacer de El Salvador un ejemplo para el mundo, de que un pueblo pude salir adelante si así lo desea”, acotó.
Señaló que el reto es inmenso y tomará decisiones con valentía, por lo que pidió el acompañamiento de la ciudadanía.
Además, indicó que durante su mandato se invertirá más en la niñez para que en “el futuro tengamos el país que todos queremos” y para “dejar un legado que no se borre con la historia y sea recordado por todos”.
Bukele concluyó su mensaje sin dar pistas sobre la forma con la que erradicará los principales problemas del país, como la corrupción y la violencia generada por las pandillas, y sin revelar cuales serán sus estrategias para mejorar la economía y acabar con la pobreza.
El exalcalde de la capital se convirtió en el presidente más joven de la etapa democrática salvadoreña con 37 años y en el sexto mandatario en tomar el Ejecutivo desde la firma de los Acuerdos de Paz, que pusieron fin a 12 años de guerra civil (1980-1992).
A partir del sábado, Bukele tiene diversos desafíos económicos, políticos y sociales que no fueron subsanados por la Administración de Salvador Sánchez Cerén, quien concluyó su gestión como el presidente peor evaluado.
El triunfo y la llegada del empresario al Gobierno supone una ruptura del bipartidismo que la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y el izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), partido que lo expulsó en 2017, han mantenido durante décadas.
Alcanzar un pacto de gobernabilidad en la Asamblea Legislativa será uno de los primeros retos de Bukele, ya que únicamente cuenta con 10 diputados de los 84 que conforman la Asamblea Legislativa.
También tendrá que hacer frente a la criminalidad en El Salvador, considerado uno de los países más violentos del mundo por los índices de entre 103 y 50,3 homicidios por cada 100.000 habitantes registradas entre los años 2015 y 2018.
Los presidentes de Bolivia, Evo Morales; Colombia, Iván Duque; Panamá, Juan Carlos Varela; Costa Rica, Carlos Alvarado; República Dominica, Danilo Medina y de la República Árabe Saharaui Democrática, Brahim Gali, asistieron a la ceremonia de toma del poder de Nayib Bukele.
El empresario, con raíces palestinas, coronó su carrera política con el 53,1 % de los votos.