Dijo que no están dispuestos a perdonar, ya que el único que puede conceder ese beneficio es Dios y los militares deben pagar por esos crímenes cometidos en el país.
‘Soldadito de mi patria, no me mates’
Durante la audiencia de perdón se escucharon escalofriantes relatos por parte de las víctimas que dicen no entender todavía la arremetida que sufrió la población campesina.
Antonio Peña, campesino de Hacarí, sacó fuerzas y con rabia e impotencia le dijo un par de verdades a las Fuerzas Militares. “A mi hermano lo torturaron, lo estrangularon y le pegaron 30 tiros de fusil. Nosotros somos campesinos honrados, no le hacemos mal a nadie y nunca escucharon el clamor para que no lo mataran”, señala.
Censuró la forma como acribillaron a la gente simulando un combate para ganarse una medalla, días de descanso o un ascenso. “A esos héroes de la patria no les pedían litros, sino ríos de sangre campesina”, exclamó.
Por su parte, el portavoz de los labriegos, abogado Álvaro Marulanda, expresó las angustias vividas en las tierras del Catatumbo.
Pidió una explicación a la existencia de “empresas macro criminales, cuyos hechos fueron planeados, ejecutados y encubiertos por los mismos funcionarios que debían proteger nuestras vidas”.
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Además, hizo un llamado a los grupos armados al cese de hostilidades de la población civil y que se detenga el reclutamiento de menores.
Dijo que la Jurisdicción Especial para la Paz debe determinar esos crímenes de lesa humanidad y de guerra. “Es compromiso de responsabilidad moral del Ministerio dar una solución a todas las inquietudes planteadas. La sociedad en sí ha sido maltratada por una institución respetada por más de dos siglos y ha cometido el deshonor de fallarnos a nosotros los ciudadanos”, agregó.
“Yo he estado durante muchos años buscando los restos óseos de mi hermano Martín Marulanda Calixto, hemos tenido muchos obstáculos. Exigimos que solicite usted a la fiscal 125 de exhumaciones de Cúcuta que se comprometa a revisar uno por uno los ADN de los falsos positivos encontrados en el cementerio de Las Liscas, que por una irresponsabilidad de entregarlos fue enviado de una forma trocada a otra familia”, recalcó.
Los familiares de las víctimas recordaron a los excomandantes de la Brigada Móvil No.15, el coronel Santiago Herrera, y el Batallón de Infantería Santander Álvaro Diego Tamayo, quienes admitieron la participación en el asesinato de jóvenes de Soacha, trasladados a Ocaña con engaños vinculados falsamente como integrantes de grupos armados en el Catatumbo.
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