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El mundo condena el asalto de seguidores de Bolsonaro y apoya a Lula
El estado del Palacio de Planalto, sede de la Presidencia en Brasilia asaltada por bolsonaristas, arrancó lágrimas.
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Martes, 10 de Enero de 2023

 

Pisos despojados de sus piedras originales, vidrios rotos, muebles semisumergidos en agua y un persistente olor a gas lacrimógeno, el balance de la triste jornada en Brasil. 

"Yo lloré", dijo una funcionaria al regresar este lunes a trabajar al edificio ultrajado, un día después de la masiva invasión de seguidores del expresidente de extrema derecha Jair Bolsonaro a las instalaciones.


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Los equipos de limpieza barrían y empezaban a levantar sillas y otros muebles dejados en el patio delantero, algunos asomando por encima del espejo de agua del edificio de grandes espacios e ícono de la arquitectura modernista.

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Mientras, los empleados gubernamentales intentaban recuperar algo de normalidad luego de la invasión de las sedes de los poderes públicos en la capital brasileña el domingo, justo una semana después de que el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva asumiera por tercera vez el mando del gigante latinoamericano.

Los manifestantes, que exigían una intervención militar para sacar a Lula del poder, traspasaron las barreras policiales y penetraron el Congreso y las sedes de la Presidencia y la corte suprema, ubicados en la Plaza de los Tres Poderes, destruyendo mucho de lo que se encontraban a su paso.

 

Expresidentes caídos 

Salvo por la presencia de algunos miembros de las fuerzas del orden, cuestionadas por su actuación durante el asalto, el corazón de Brasilia, cuyo acceso fue cerrado, lucía desierto la mañana del lunes, constató un periodista de la AFP.

Los incidentes del domingo dejaron fachadas marcadas con grafitis y vidrios quebrados; al interior de los edificios públicos, puertas y ventanas fueron dañadas y algunas oficinas vandalizadas.

En Planalto, los manifestantes arrancaron piedras del piso para usar como munición contra la policía y las ventanas de vidrio en la fachada de esta joya creada por el reputado arquitecto brasileño Oscar Niemeyer, en una ciudad imaginada por el urbanista Lucio Costa que fue inscrita por la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

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Mangueras de incendio, sillas y otros muebles como una gran mesa de madera tallada quedaron tirados a la intemperie, junto con restos de proyectiles y bombas lacrimógenas usadas por las autoridades para despejar la zona invadida.

Un leve olor a gas era perceptible en los alrededores, más de doce horas después de los incidentes.

Pero el ambiente era tranquilo, con un puñado de guardias de seguridad vigilando las puertas, sin rastro de los uniformados antimotines que ocuparon el lugar la noche del domingo.


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En el interior del lobby, las fotografías de los expresidentes de Brasil yacían sobre el piso rotas y con los marcos quebrados, con la pared de mármol donde suelen estar como testigo mudo de la furia de los manifestantes. 

 

"Atentado a la democracia" 

Aún se veían rastros de sangre en oficinas de la planta baja, según un funcionario.

El acceso al interior de la sede de gobierno estaba restringido debido a los daños sufridos por las máquinas de rayos X. Allí, Lula y sus ministros se reunieron con los líderes de los otros poderes públicos para evaluar lo que en apenas una semana en el poder es su mayor crisis.

El despacho presidencial fue uno de los pocos lugares que no alcanzaron los bolsonaristas, cuyo actuar fue calificado de "terrorista" en una declaración conjunta de Lula con los titulares del Congreso y el Supremo Tribunal Federal.

Otra sala cercana no tuvo esa suerte: un grupo de funcionarios observaba los daños causados al cuadro "Las Mulatas", del artista carioca Emiliano Di Cavalcanti, agujerado varias veces aparentemente con cuchillos.

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El palacio presidencial además alberga más de un centenar de pinturas y esculturas, así como muebles diseñados por el propio Niemeyer.

"Prácticamente todas las obras de arte están dañadas", indicó una funcionaria que prefirió el anonimato.

En la sede del Congreso la atmósfera era similar: vidrios estallados en el suelo, cables colgando y mobiliario destrozado. La puerta de entrada al Senado estaba hecha añicos. 


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"Es una tragedia", dijo a la AFP Tiago Amaral, de 34 años y trabajador en el despacho del senador Jaques Wagner, aliado de Lula. "La destrucción va más allá del daño al patrimonio público, es un atentado a la democracia".

 

La CBF repudia el uso de la camiseta de la 'Seleção'

La Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) repudió "vehementemente" este lunes el uso de la camiseta de la selección brasileña por simpatizantes del expresidente de ultraderecha Jair Bolsonaro que invadieron las sedes de los tres poderes del Estado el domingo en Brasilia.

"La CBF repudia con vehemencia que nuestra camisa sea usada en actos antidemocráticos y de vandalismo", destaca la entidad rectora del balompié brasileño en su cuenta en Twitter.

Muchos seguidores del exmandatario, que perdieron las elecciones de octubre con el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, en el poder desde el primero de enero, usaron la casaca amarilla de los pentacampeones durante el ataque del domingo a las sedes de la presidencia, el Congreso y la Corte Suprema.

La camiseta de la selección brasileña fue usada por sectores conservadores durante las manifestaciones que pedían la destitución de la exmandataria de izquierda Dilma Rousseff (2011-16).

Pero fue apropiado junto a la bandera nacional por Bolsonaro y sus seguidores durante los cuatro años que estuvo en el poder (2019-22). Incluso, durante la campaña, Lula abogó por "rescatar" esos símbolos. 

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La CBF había lanzado campañas para despolitizar la casaca, especialmente antes del Mundial de Catar, en el que el equipo de Neymar cayó en cuartos de final con Croacia, aunque sin mensajes tan contundentes como los divulgados este lunes.

"La camiseta de la selección brasileña es un símbolo de la alegría de nuestro pueblo. Es para alentar, vibrar y amar al país. La CBF es una entidad apartidaria y democrática. Estimulamos que la camiseta sea usada para unir y no para separar a los brasileños", agregó el organismo.


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El papa lamenta las "violencias" 

El papa Francisco lamentó el lunes "las tensiones" y "violencias" americanas en varios países del continente atenazados por crisis políticas, entre ellos Brasil , donde bolsonaristas invadieron el domingo sedes del poder.

"Pienso en las numerosas crisis políticas del continente en diversos países del americano, con su carga de tensiones y formas de violencia que agudizan los conflictos sociales", declaró Francisco en un discurso ante el cuerpo diplomático.

"Pienso especialmente en lo que sucedió recientemente en Perú y en las últimas horas en Brasil ", añadió.

El sumo pontífice tachó de "preocupante" el "debilitamiento, en muchas partes del mundo, de la democracia".

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