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Esto es lo que más le piden las personas a la virgen de Belén en Salazar de Las Palmas
Al santuario de la virgen de Belén acuden cada fin de semana más de 4.000 personas a pedir favores y a pagar promesas.
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Orlando Carvajal - Periodista La Opinión
Orlando Carvajal
Martes, 20 de Agosto de 2024


Antonio José Quintero, de 48 años, se apresta a ascender los tres kilómetros donde está el santuario de la virgen de Belén, en el municipio de Salazar de Las Palmas.

Al lugar, bordeado por el río Salazar, se sube por un camino ecológico rodeado de gigantescos árboles centenarios de cujís, cedros, naunos, entre otros, que permiten hacer el ascenso a la cima donde están los siete chorros que identifican el santuario de la patrona de los salazareños.

Vine a pagar una promesa que le hice a la virgen el año pasado. Estaba desempleado desde hace dos años y medio y logré entrar a trabajar en una compañía minera, dice agradecido el hombre.


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La caminata dura a paso moderado unos veinte minutos. A mitad de camino, Antonio José hizo la primera parada en el monumento de la virgen que está al costado izquierdo subiendo hacia el santuario.

Decenas de fieles llegan los fines de semana al santuario de la virgen de Belén:/Foto Orlando Carvajal/La Opinión

A lo largo del camino, apostados a lado y lado, vendedores informales ofrecen escapularios, llaveros, recuerdos de la virgen y también están los que ofrecen alimentos propios del municipio, como la chicha de maíz amarillo, el masato, la hojaldra de trigo, los dulces de leche y la miel de abeja.

Luego dar las gracias a la patrona de Belén, Antonio José se enrumba hacia la cima donde está el santuario. Junto a él caminan también decenas de hombres, mujeres, jóvenes, adultos mayores y niños que también, como él, van a pagar promesas y a pedir nuevos favores a la virgen.


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 Cuando se corona el ascenso todos llegan exhaustos y de inmediato empiezan a mudar sus ropas por vestidos de baño para disponerse a pasar por los siete chorros y coronar en el santuario, a donde Antonio José piensa encender una veladora y dejarle colgado a la virgen un dije de su imagen en una malla que está dispuesta para ello en el lugar.

Monumento de la virgen de Belén, en Salazar de Las Palmas/Foto Orlando Carvajal/La Opinión


El rito se cumple en cinco minutos porque debe darse paso a quienes vienen atrás en una cola interminable de personas.

“El reto es llegar hasta el santuario, allá uno siente una paz profunda”, dice Rumalda González, una mujer de 55 años que vino con su hermano de 62 años a pedirle a la virgen la cura de una penosa enfermedad que padece su señora madre.

Ángela Sofía, de 30 años, madre de dos hijos, también vino a pedir una oportunidad de empleo a la patrona, pues dice que lleva ocho meses sin devengar sueldo y está desesperada al no poder contar con el sustento de sus dos pequeños. Hasta ahora su mamá es la que le ha tendido la mano.


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En igual condición de esta mujer ascendió al santuario Miguel Torres, de 26 años, ingeniero de sistemas. Él dice que desde que se graduó en la universidad no ha podido contar con un empleo. “Un amigo me contó de la virgen de Belén, y aquí estoy, vine a pedirle con mucha fe esa ayuda que necesito”, dice el joven.

Decenas de fieles transitan por el sendero ecológico rumbo al santuario de la virgen/Foto Orlando Carvajal/La Opinión

La peregrinación hasta el santuario atrae no solo a turistas de Cúcuta y el área metropolitana, que aprovechan la fría agua del río Salazar para darse un baño, sino a gentes venidas de otros departamentos, como la santandereana Vitelvina Jaraba, que vino acompañada de su hermana Graciela desde el municipio de Piedecuesta.

“Venimos a pagar una promesa a la virgen, porque nos concedió que no nos quitaran nuestra casa, estuvimos a punto de perderla”, dicen las dos mujeres en tono agradecido.

Ana Delia Fernández, de 55 años, vende chicha y  masato a la orilla del sendero ecológico que conduce al santuario, ella dice que completó treinta años vendiendo en ese lugar y, como las demás personas que van con fe hacia el santuario, asegura conocer muchos testimonios de personas agradecidas con la virgen que vienen a pagar promesa.


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“Sé de una señora de Cucutilla que padecía de un tumor canceroso, un día vino a pedir por su salud a la virgen y consiguió curarse”, asegura Fernández.

Antonio José hace parte de las personas agradecidas por los favores de la virgen de Belén. “De pronto hay quienes digan que estamos adorando a un ídolo, que es mentira lo de los milagros, allá cada cual con su fe, pero en el caso mío puedo asegurar que en medio de mi desespero vive un día a los siete chorros y pedí a la virgen un empleo y lo conseguí”.

 

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