El proceso para cultivar esta planta comienza en septiembre, fecha ideal para recoger las semillas, ya que no en todo momento se consiguen.
Luego, se recoge la flor, se extrae su semilla y se desinfecta con una solución compuesta por 10% de cloro y un 90% de agua para rebajar el químico y se lavan nuevamente con agua.
Cuando las semillas estén secas, se colocan en una caja petri (recipiente redondo de cristal con tapa de la misma forma) que tiene por dentro algodón y agua. Se pueden colocar de 30 a 35 semillas.
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Después de 45 días y de que las semillas estén reventadas, se traspasan a unas bandejas de tierra en las que duran 5 meses. Por último, se colocan en sacos de tierra y abono donde duran alrededor de 3 a 4 años para por fin ser plantadas en zonas de páramo.
Actualmente, el invernadero cuenta con más de 150 frailejones listos para sembrar.
Las amenazas del frailejón
El continuo movimiento de un terreno a otro provocado por el uso de suelos para la agricultura y ganadería afecta al frailejón. También la quema de bosques y el turismo por zona de páramo pueden poner en riesgo la vida de esta planta.
Otra amenaza es el cambio climático debido a que puede alterar las altas temperaturas del ecosistema.
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De hecho, las polillas, hongos, escarabajos y retamos espinosos actúan como plagas para los frailejones, siendo los retamos una especie que vive a costa de ellos, que crece como maleza a su alrededor y los ahoga hasta acabarlos.