Un tribunal de Múnich ha condenado este lunes a cadena perpetua a un enfermero que sedaba a pacientes para que no lo molestaran durante su turno, una práctica que provocó la muerte en 2020 de dos pacientes de 80 y 89 años de edad.
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El tribunal, que también ha tenido en cuenta seis cargos de intento de asesinato, ha ordenado que este enfermero no vuelva a ejercer la profesión y ha puesto en cuestión que pueda beneficiarse de algún tipo de medida para salir la cárcel una vez haya cumplido 15 años de condena.
"Cometí un gran error", admitió el acusado en enero, en el arranque del juicio. Alegó que tomaba mucho alcohol antes de sus turnos y que se quedaba dormido, por lo que optaba por suministrar sedantes, adrenalina o anticoagulantes a los pacientes, que se encontraban en una unidad intermedia entre la planta y los cuidados intensivos.
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