Un equipo de investigadores descubrió una nueva especie de rana en el Parque Nacional Podocarpus de Ecuador, en el sureste del país, que es considerada, hasta ahora, la más grande que habita en la cordillera de los Andes, informó este jueves el Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio).
Según la investigación científica, la nueva especie del género Pristimantis se diferencia de otras de la familia por su gran tamaño corporal (pueden medir hasta 50,5 milímetros en hembras adultas y 42,5 en machos adultos), por su piel glandular y gruesa, la aparición de verrugas grandes en los flancos del cuerpo, dorso de color café oscuro y prominentes parches glandulares en cabeza y patas.
La nueva especie, bautizada como "gigante andino", se encontró en una zona de predominio de hierbas gramíneas en las cumbre de Cajanuma, en el interior del Parque Nacional Podocarpus, que se extiende por las provincias de Loja y Zamora Chinchipe, en el sureste ecuatoriano.
Uno de los investigadores, Diego Cisneros, destacó precisamente que, para vivir en la zona en la que habita, es una especie inusualmente grande, ya que desde los años 80 se ha perdido la mayoría de especies y poblaciones de anfibios en los altos Andes, debido a cambios climáticos locales y a enfermedades infecciosas.
"Es una de las especies más grandes de anfibios en general que se pueden encontrar en los páramos, pero dentro de su tipo es básicamente la más grande que se puede encontrar en los Altos Andes, páramos y bosques montañosos altos", explicó.
Lo normal es que el tamaño disminuya conforme se aumenta en altura, entre otros motivos, por el descenso de temperatura, por lo que la especies de mayor tamaño se encuentran en zonas bajas.
De hecho, la nueva rana descubierta también dispone de una especie de glándulas por todo el cuerpo que los científicos presumen que pueden ser un mecanismo para compensar esa pérdida de calor mediante la secreción de una sustancia bioquímica.
El investigador apuntó que las especies de la familia Pristimantis suelen tener "distribuciones usualmente muy chiquitas" ya que viven en páramos, que son "islas en el tope de las montañas" de difícil acceso ya que no existen conexiones entre ellos.
Y agregó que alguna especie que podría parecerse en características a esta "rana gigante" es el cutín rojo, que se encuentra en la cima de una montaña en la provincia de Cañar (sierra) y otra que todavía no tiene nombre y que se encuentra en la de Azuay (sierra-sur).
"Cada macizo montañoso, dado que está aislado por el páramo, tiene especies diferentes", explicó.
La investigación la llevó a cabo un equipo de cuatro científicos -Mario Yánez, del Inabio; David Veintimilla, de la Universidad Nacional de Loja y Ministerio del Ambiente; Diego Batallas, del Inabio, y Diego Cisneros, del mismo organismo además de la Universidad San Francisco y el King's College de Londres.
El documento científico fue publicado recientemente tras diez años de trabajo.
Hace una década fue descubierto este inédito espécimen y se distribuía en una población de unos 40 individuos, pero cuando los investigadores procedieron a su seguimiento el año pasado, no encontraron ningún ejemplar, lamentó Cisneros.
Según él, esto no significa que la especie se haya extinguido, sino que, por razones puntuales, se podrían haber escondido o fallecido las nuevas crías debido a un cambio climático local o por alguna enfermedad.
Aun así, sí que instó a que se lleve a cabo un "monitoreo" de la población para conocer qué es lo que está pasando.
El descubrimiento evidencia la necesidad de explorar más en profundidad de la zona sur de los Andes, en concreto alrededor de la ciudad ecuatoriana de Loja, ya que alberga varias especies que todavía no han podido ser descritas.
En ese sentido, Cisneros mostró su esperanza de que las investigaciones no lleguen "tarde" y se pierdan estas especies aún desconocidas.