Hace pocas semanas escribí en esta columna sobre dos obras publicadas por el poeta Fernando Chelle: “El cuento fantástico en el Río de la Plata”, trabajo circunscrito a Uruguay y Argentina; y “El cuento latinoamericano en el siglo XX”, que, como lo designa el nombre, es de más amplio espectro y ambición. El cuento ahora es que el poeta Chelle, residenciado y amañado en Cúcuta desde hace diez años, nos sorprende al finalizar el año 2021 con una nueva obra titulada “Palabra en el tiempo”, estudio crítico y analítico de la poesía de Antonio Machado, el más joven representante de la generación del 98. Este libro fue escrito en 2019 al cumplirse los 80 años de la muerte de Machado, y ahora publicada en físico en una editorial cucuteña que paulatinamente ha ganado prestigio con sus ediciones impecables.
De entrada, topamos con una introducción del autor y un prólogo de Jorge Meléndez Sánchez, donde el primero nos ilustra en el sentido que la obra consta de ocho artículos: un artículo sobre el contexto histórico en que se inscribe la obra, otro sobre las características propias de esa obra y, al final, seis artículos que comprenden análisis literarios de diferentes poesías.
Debo consignar que, en el artículo, donde Chelle revisa la poética de Machado, me solazo con la lectura de los famosos versos machadianos pertenecientes al acápite Proverbios y cantares, de su obra Campos de Castilla (1912). Son versos que luego popularizó Joan Manuel Serrat: “Caminante no hay camino / se hace camino al andar”, que hoy se repiten mecánicamente sin reparar, como lo hace Chelle, que Machado llama la atención sobre el paso irremediable del tiempo, sobre la necesidad de accionar, de no dejar que el tiempo transcurra en el vacío, de ser él mismo el forjador de su destino. A ello apunta el verso citado. Al respecto nos dice en su prólogo Meléndez Sánchez que ahora el lector tiene la posibilidad de reencontrarse con un poeta que llevó a Serrat a conmover auditorios. Al leer esta obra Meléndez se declara conforme con el método, porque es el ejercicio idóneo y pedagógico de la crítica literaria, que Chelle entiende como “abordaje literario estrictamente personal e irrepetible”, y donde se sirve, si es el caso, de disciplinas como la psicología, la sociología o la historia y, aun así, su forma preferida de abordar una obra literaria es la parte estética.
En la portada de esta obra encontramos una fotografía de Antonio Machado en el Café de las Salesas, tomada el día 8 de diciembre de 1933, cuando la periodista Rosario del Olmo concertó una cita con el poeta. En la contraportada, además de un fragmento del prólogo de Meléndez Sánchez, encontramos el concepto del poeta español Manuel López Azorín, descendiente del famoso escritor español conocido con el seudónimo Azorín, quien explica que “los análisis literarios de Fernando Chelle me parecen de lo más interesante por lo didácticos que se muestran, porque siendo análisis lingüísticos-filológicos, son pedagógicos y de fácil comprensión”. Otro libro que recomiendo para la era post-Navidad.