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Colegio Gremios Unidos, el comienzo de las ideas liberales revolucionarias en Cúcuta
El comienzo del siglo XX se vivía en el continente americano al ritmo de las ideas liberales revolucionarias.
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Sábado, 19 de Agosto de 2023

Desde el comienzo de sus actividades en enero de 1910, la orientación académica que la Sociedad de Artesanos Gremios Unidos, cuyo colegio de entonces  se llamaba ‘Gimnasio Santander’, no se regía por los principios generalmente aceptados sino que había optado por impartir la llamada ‘instrucción libre’ y se apartaba de los lineamientos señalados por la Iglesia Católica, después de la firma del Concordato de 1887, que le otorgaba el control de la educación entre otras prerrogativas.

El comienzo del siglo XX se vivía en el continente americano al ritmo de las ideas liberales revolucionarias, mientras que el país aún estaba sometido al signo de la cruz y con el apoyo de los gobiernos conservadores.  A pesar de las circunstancias, después de la Guerra de los Mil Días y la posterior separación de Panamá, el país entró en una nueva dinámica económica y política lo cual contribuyó a propiciar la necesidad de progreso acorde con las perspectivas del nuevo siglo.


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Por esta razón, comenzaron a observarse en el país brotes de rechazo a las instituciones regidas por estos principios considerados entonces arcaicos y fueron apareciendo nuevos establecimientos, particularmente en el campo de la instrucción pública, que hacían caso omiso de los reglamentos restrictivos impuestos por los religiosos y considerados violatorios de los derechos de las personas, como las prohibiciones de estudio a los ‘hijos naturales’ o a la educación en horario nocturno o la obligatoriedad de impartir cursos de religión católica, como fue el caso del Instituto antes mencionado y eso sin contar los diversos impedimentos aplicados a las mujeres.

Así pues, dentro de los planes de estudio de Gremios Unidos se había estipulado el desarrollo de una actividad completamente novedosa en el ámbito de la educación y que tuvo una gran aceptación tanto por parte de padres y estudiantes como de la sociedad en general, especialmente de los simpatizantes liberales quienes apoyaban irrestrictamente todas las actividades emprendidas por el Instituto.

Para 1925, la Sociedad de Artesanos Gremios Unidos ya había ensayado esta alternativa de las excursiones de estudiantes en dos oportunidades anteriores y ahora se aprestaba a su tercera edición con mayor experiencia y más apoyo por parte de la creciente comunidad liberal del oriente del país. En mayo de ese año Teodoro Gutiérrez Calderón, rector del Instituto remitió las primeras comunicaciones a los liberales amigos informando de la próxima excursión y solicitando su colaboración, particularmente en cuestión de alojamiento para los excursionistas. La carta dirigida entre otros, a los señores Alejandro Gálvis, Enrique Lleras, Víctor M. Alarcón y Francisco Paillié de la ciudad de Bucaramanga decía: “…amigos liberales, tengo el honor de anunciar a ustedes que en los primeros días de agosto próximo iré a visitar esa culta capital en compañía de varios maestros del instituto a mi cargo y de unos treinta alumnos gremiounidenses. Será esta la tercera excursión del plantel, porque en 1923 fuimos a Chinácota, Bochale
ma y Córdoba y el año pasado a Pamplona y Cácota. 


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La excursión tiene por objeto hacer propaganda al Instituto y a la enseñanza libre; perfeccionar en el grupo excursionista la instrucción recibida en las aulas; demostrar lo que vale la enseñanza en los modernos gimnasios y reavivar el entusiasmo en esa ciudad a fin de que el año entrante vuelva a abrir sus labores el Gimnasio Santander llamado a llenar de gloria y orgullo a esa noble tierra y a toda la bella causa de la instrucción libre (…) el personal de esta institución está compuesto por cuatro maestros para el manejo interno, un profesor de gimnasia, cuatro profesores particulares para algunas clases superiores; 25 alumnos internos y 137 externos. Algunos mensajes enviados por los padres de familia dan cuenta de los beneficios que la organización, el pensum y carácter de este bello claustro de educación sostenido inteligentemente por el liberalismo de Cúcuta, apoyado con eficacia por sus amigos y dirigido con acierto por la Sociedad de Artesanos su fundadora y patrocinadora (…) oportuna y telegráficamen
te les avisaremos nuestra salida como también nuestra llegada. Iremos a pie como buenos franciscanos y con nuestro equipo a cuestas (…) anticipamos nuestro saludo a esa gentil capital, amigo y servidor. T. Gutiérrez Calderón”.

Entre las respuestas recibido menciono: “… motivo de grata satisfacción será indudablemente para este pueblo, baluarte del liberalismo santandereano verse honrado con la visita anunciada por ustedes en la forma y móviles que la inspiran, y nos sentiríamos felices y contentos teniéndolos aquí, no como huéspedes sino como hermanos en ideas que perseguimos con un mismo fin para el engrandecimiento de la patria”.

Llegados a Bucaramanga, hicieron su entrada por la avenida Camacho y bajaron por la Calle Real hasta el Club de Gremios Unidos, donde se les había preparado el alojamiento para su permanencia en la capital de Santander, dando inicio a la serie de actividades previamente programadas y que fueron informadas en el siguiente documento presentado ante la Asamblea General de la Sociedad de Artesanos Gremios Unidos a su regreso: “… sabéis del éxito de las excursiones escolares verificadas por el plantel, cada una con su personal de treinta alumnos divididas en varias comisiones para el mejor estudio de las regiones recorridas. La prensa ha publicado los distintos informes hechos por los mismos niños y jóvenes viajeros y se recuerda ahora que en el último viaje la sola comisión de Censo Escolar compuesta por cinco niños y siete planteles de enseñanza se convenció de que los pequeños viajeros gremiounidenses no iban sólo a pasear y a divertirse sino a hacer patria, a hacerle propaganda a la enseñanza recibida en los modernos gimnasios y a perfeccionar su corazón, su cerebro y su organismo. Cuando se han visitado diecisiete poblaciones y cuatro corregimientos y se ha hecho a pie un recorrido de ciento veintiocho leguas a través de todos los climas, desde el escueto páramo hasta la cálida llanura con niños y jóvenes de todas las edades, con el morral a la espalda y el palo excursionista sobre el hombro, sin ningún contratiempo de importancia y elogiando con cariño a las dos patrias a que pertenece el personal del Instituto, se puede hablar con orgullo  de lo que es y significa la Escuela Liberal. Y yo, grano de arena de esa causa, pongo sobre la frente bella y virgen de los chicos que me acompañaron todos los mejores laureles recogidos y coloco a las plantas de las madres y de los padres que me delegaron por unos días todo su amor y toda su autoridad, la encendida lámpara de mi corazón que alimentó el aceite de la gratitud”.


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