Escuchando a todo volumen la canción ‘Cha Cun Chá’, de Los Tupamaros, Sergio Martínez Botello, de 37 años, se paseó por su habitación, puso orden a algunas de sus prendas de vestir y se sentó a cambiarse sus zapatos por unas botas de caucho negras. Fueron los últimos 49 segundos que grabó en video para Tatiana Guerrero, su compañera sentimental.
A las 12:08 p.m. del jueves 2 de abril, la grabación llegó por WhatsApp a Tatiana. Ese mediodía, Sergio se preparaba para ingresar a la que sería su última entrada con vida a la mina de carbón Montgomery, ubicada en la vereda Ayacucho, del municipio de San Cayetano, donde trabajaba como minero.
“Me voy a cambiar y con buena música, amor”, fue el escrito con el que acompañó Sergio el video.
Cinco horas después, se escuchó al interior de la mina una explosión a más de 1.300 metros de profundidad; todo se habría presentado por una posible acumulación de gas metano, según reportaron las autoridades.
Siete mineros quedaron atrapados, entre ellos el hermano menor de Sergio; seis murieron, otro fue rescatado y dos terminaron lesionados por la onda explosiva.
La explosión
Eran las 5 de la tarde del jueves, cuando el caos reinó en la mina. Media hora después una llamada de un compañero de Sergio alertó de lo ocurrido a los familiares.
“La mina explotó. Siete quedaron adentro y entre ellos están Sergio y Gerson”, contó un familiar sobre la manera en la que se enteró de la desgracia.
La mina Montgomery está ubicada en límites rurales entre San Cayetano y Durania; su ingreso queda a 45 minutos de Cúcuta, por la vía a Pozo Azul, pasando por el corregimiento Carmen de Tonchalá. Hasta allá llegaron miembros del Grupo de Rescate Minero, la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) y la Secretaría de Minas, para activar los protocolos y adelantar las labores de rescate y búsqueda.
“La mina explotó; dos quedaron lesionados y fueron sacados por el cuerpo de rescate de la mina a la Clínica Norte, en Cúcuta. Desde ese momento se empezó a trabajar en lograr recuperar a los atrapados, se removieron todos los escombros y entre las 4 y 5 de la mañana de hoy (ayer) se ingresó”, contó el mayor Carlos Oviedo, comandante operativo de la Policía Metropolitana de Cúcuta.
Según el reporte, los lesionados fueron Wilson Alberto Pinilla y Juan Carlos Garavito.
Cuando los rescatistas ingresaron, ayer en la madrugada, hallaron con vida a Aníbal Flórez, a quien sacaron y remitieron de inmediato a la clínica.
Los demás mineros
Gerson Martínez Botello, de 34 años, falleció junto a Sergio, su hermano menor; los dos trabajaban desde hacía más de 10 años como mineros. Las identidades de las demás víctimas fatales fueron reportadas por las autoridades como Jorge Flórez, Arnulfo Sepúlveda, Pedro Gómez y Hervi Arango.
Doble tragedia
Ayer en la mañana, mientras el Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) adelantaba el levantamiento e inspección de los cadáveres, Tatiana Guerrero y Yeini Llánez Rodríguez, esposas de los hermanos Martínez Botello, intentaban sobrellevar la tragedia a las afueras de la mina.
Junto a otros familiares, las dos mujeres estaban sumidas en el llanto y esperaban noticias de sus seres queridos. Pero nadie de la mina quiso salir a dar respuestas a sus súplicas.
“Es lamentable que nadie dé respuestas. Ahora mismo estamos nosotras, pero desde el mismo momento de la tragedia varios hermanos vinieron a oscuras y tampoco salieron a darles la cara. Le hemos escrito a la ingeniera encargada y nos dejó ‘en visto’ el mensaje”, dijo Roseris, hermana de los mineros.
Para Tatiana, su compañero sentimental y padre de su bebé de cinco meses, murió feliz.
“No me cabe duda de que está feliz. Teníamos dos años de relación y conocí a un hombre creyente. Un viernes que bajó a la casa me dijo que si algún día le pasaba algo, estuviera tranquila”, contó Tatiana.
Según la compañera de Sergio, con quien vivía en el barrio Motilones de Atalaya, él le decía que si no regresaba con vida, habría sido porque Dios decidió llevárselo.
Sergio dejó tres hijos más de 6, 7 y 15 años, productos de otra relación.
Piden respuestas
Para Yeini, las muertes de su marido Gerson, su cuñado y los demás mineros, no pueden quedar en la impunidad.
“Esa mina era una bomba de tiempo, ya lo habían dicho y nunca la cerraron. En diciembre se conoció sobre la muerte de dos compañeros de mi marido y aun así la dejaron seguir”, fue la queja de la familiar.
Gerson Martínez dejó dos hijos de 9 y 13 años. Vivía en La Ermita con su familia y cada día de pago o cuando tenía la oportunidad, los visitaba.
No se pronunciaron
Aunque La Opinión se comunicó con Blondy Yaneth Galindo, ingeniera encargada de la mina Montgomery, esta contestó que no estaba en condiciones de entregar declaraciones hasta que los abogados de la empresa no se lo autorizaran. Y aunque aseguró que tenía comunicación permanente con las familias de los mineros, para el caso de la familia Martínez Botello, esto no es cierto.
“A mí solo me llamó un hombre de confianza del dueño a entregarme el bolso que tenía Sergio y su celular. Nadie más se ha comunicado conmigo”, dijo Tatiana.
La Opinión preguntó a Antonio José Marín Cárdenas, alcalde de San Cayetano, sobre los permisos y la legalidad de la mina, y este aseguró que “la mina ha venido funcionando desde hace tiempo. Sobre los registros de legalidad no los tengo porque no ha habido empalme completo con la anterior administración”.