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Pretextos para rectificar
En Manizales para la semana Universitaria de 1965 fueron conferencistas invitados entre otros Camilo Torres Restrepo y Álvaro Gómez Hurtado. Todos los matices de opinión de la Universidad de Caldas llevaron el suyo. Álvaro Gómez disertaría sobre temas políticos y cuál sería la sorpresa cuando en el Aula Máxima, desde el inicio se apartó del mismo para decirnos que la política era el pretexto para hablar del arte gótico.
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Miércoles, 19 de Noviembre de 2014
En Manizales para la semana Universitaria de 1965 fueron conferencistas invitados entre otros Camilo Torres Restrepo y Álvaro Gómez Hurtado. Todos los matices de opinión de la Universidad de Caldas llevaron el suyo. Álvaro Gómez disertaría sobre temas políticos y cuál sería la sorpresa cuando en el Aula Máxima, desde el inicio se apartó del mismo para decirnos que la política era el pretexto para hablar del arte gótico. El día que lo asesinaron en Bogotá, diez minutos antes de manera similar le hablaba a los estudiantes de la Sergio Arboleda del Barroco. Era un humanista.

En esta encrucijada que atormenta a la nación por la suspensión de las negociaciones del proceso que busca la paz, nada más oportuno para rectificar equivocaciones, fijar precisiones, insistir con tozudez en el dialogo y proseguir, hay que utilizar como pretexto todo el entorno que rodeó la retención del general Álzate.

Comenzando por entender que cuando se dialoga, lo de menos es la precisión en el lenguaje para definir figuras delictivas, que le competen a la justicia internacional, que tenemos que honrar, pues esa es la razón de los tratados públicos. Utilizar el pretexto relativo a la retención que se ha hecho de un hombre bueno, profesional de las armas que entiende la definición constitucional del Estado Social de Derecho, que para cumplirlo, no necesita que le formulen manuales de seguridad. Es un imperativo constitucional.

Un pretexto para que el Gobierno se despoje del narcisismo protagónico y entienda que el proceso de paz nos es de uno o de unos pocos, sino de todos los colombianos que queremos paz, tranquilidad, trabajo, conocimiento, confort y bonhomía general. En otros términos con la paz tendremos mejores ciudadanos y desarrollo humano.

Un pretexto también para que comience a racionalizar su equivocado mesianismo el ex presidente Uribe por una “Pax Romana”. Muchos colombianos estuvimos con las candidaturas de Martha Lucía Ramírez u Oscar Iván Zuluaga, no con él, solo por la exigencia para continuar las negociaciones con la imposición de unas condiciones mínimas, absolutamente viables y que históricamente se han demostrado en negociaciones recientes en el planeta. Nunca es tarde para comenzar,

Por allá en enero de 1999, justo el día del terremoto del eje cafetero, el lúcido politólogo Hernando Gómez Buendía como que hacía una premonición. Luego de los fracasos de Caguan, en una columna recortada que guardo dentro mis libros de cabecera. “Para seguir el diálogo” dijo: Es el mundo al revés. En todo el mundo los procesos de paz comienzan por definir los mecanismos que garanticen la seriedad de las negociaciones. Después se entra al acuerdo de las reformas, que a lo mejor ya están hechas desde 1991, se intercambian los presos y se castigan los crímenes de guerra, y luego sí se celebra la fiesta de la paz.  

Hay que seguir los diálogos en busca de paz y desarrollo. Las reformas al Estado de 1991, no nos dieron todo, con acabaron con el hambre y dice Gómez Buendía, es probable que otra constituyente tampoco la acabe como piensan las Farc y el Eln, pero ya contando con ellos y de la mano se hace el nuevo esfuerzo.

Repasemos el Acuerdo de Irlanda y sus más de 20 disposiciones entre ellas el cese al fuego. La Paz, en fin, no es un asunto de Narciso y del Mesías, es de nosotros los 47 millones de colombianos. Hay que proseguir,  Eso vale el pretexto del general Alzate, un hombre químicamente bueno, sin moléculas de maldad.
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