La reciente encuesta del DANE sobre la percepción ciudadana de inseguridad en cada una de ellas, arrojó este resultado desalentador para nosotros con un 71.9%, segunda Bogotá con un 69% y Cali un 65%. Nunca llegamos a pensar que algún día Cúcuta pudiera llegar a ser más insegura que Bogotá y que la misma capital del Valle, pero en eso ya estamos. Lastimosamente es una evidencia que se corrobora con facilidad; no es sino hablar con amigos, y cada vez se encuentra alguien cercano que ha sufrido algún episodio de violencia, robo o algo similar. Un amigo muy conocido en la ciudad que vive en Caobos, me relataba la manera espectacular como los ladrones entraron a su casa, en un robo casi cinematográfico, que afortunadamente no terminó en tragedia dadas las circunstancias.
El nuevo comandante de la policía de la ciudad, brigadier Oscar Antonio Moreno, ha asumido sus funciones con entereza y responsabilidad y personalmente ha dirigido acciones para desarticular bandas criminales en barrios en los que tienen sus estructuras, y entiendo que hasta la misma policía ha quedado sorprendida del nivel de organización y de las armas que poseen. La respuesta de las bandas ha sido muy violenta. Como me lo expresaba la periodista Esmeralda Rojas, literalmente hay barrios entre los estratos 1 a 4 cuyos habitantes están en pánico por la inseguridad que viven, en algunos de los cuales se organizan comités de ciudadanos que salen a patrullar en las noches. Estamos en el peor de los escenarios, muy lejos de aquella Cúcuta apacible y tranquila en la que en las noches su gente tomaba una silla para disfrutar de la brisa que corría por sus calles.
Este es un asunto que no es para la Cúcuta 2050. Hay que enfrentar una estrategia pública en la ciudad inmediata, porque de lo contrario, como vamos el panorama en tan solo pocos meses podría ser peor. Hoy en día por cuenta de los efectos que ha generado la pandemia en todas las economías del mundo, aquí en Colombia se habla de una posible “Generación perdida”, jóvenes entre 18 a 26 años que por cuenta de esta crisis ni trabajan ni estudian. De los sectores que han resultado más impactados son ellos, los jóvenes. Más del 20% han desertado de sus universidades y según un estudio de la universidad de los Andes, Colombia ya perdió todo el crecimiento que había logrado en este siglo. Regresamos a los niveles de pobreza de hace 20 años.
Y con todo este panorama, el gobierno prepara una reforma tributaria que golpeará aún más la clase media. Por muchas de estas razones es que no creo que ese ambicioso estatuto migratorio, que para lo que ha servido hasta ahora es para un “Vitrinazo internacional” de Colombia, con palabras incluidas desde el Vaticano por el Papa enviándole una bendición a Duque por ese gran propósito, pero que carece de cualquier financiación y que promete es agudizar nuestros problemas. Nos hemos comprometido con el mundo en algo que no podemos, pero al final Duque debe estar muy regocijado con la bendición del Papa desde Roma. Duque ya ni recuerda que mañana se cumplen dos años de ese show que armó en la frontera, con aquella miniteca con la que apostó a que Maduro se caería en apenas unas horas.
Como si todo lo anterior no fuera suficiente, ya hasta un general de Venezuela anuncia que podría iniciar acciones contra Cúcuta, que la está monitoreando satelitalmente en el evento en que haya una acción aquí desde Colombia. Es lo peor de las relaciones diplomáticas en muchos años, con la frontera cerrada hace 6 años. Quizás lo mejor se lo escuché a un taxista el pasado viernes quien comentaba la inseguridad para ellos: y ¿dónde está el alcalde?