Los tiempos en que los fanáticos esperaban a que su artista favorito lanzara un nuevo trabajo discográfico para comprarlo en las tiendas, parece haber pasado de moda. La piratería y, en los últimos años, la internet, le dieron un duro golpe a los negocios que tenían como único objeto comercial, vender música.
En Cúcuta, este fenómeno no ha sido la excepción y poco a poco las tiendas de discos han ido desapareciendo. Los grandes líderes del mercado local en la última década del siglo pasado como Tijuana Discos y Mundo Musical, no son más que un recuerdo.
Hoy, aunque algunos locales y grandes cadenas tienen como parte de sus segmento la venta de CD y DVD de música, La Opinión- después de verificar los registros mercantiles y hacer un sondeo en el mercado- pudo identificar a un solo negocio que sigue con los artistas a pesar de los problemas. Se calcula que al año 2000 la ciudad tenía cerca de 15 tiendas musicales.
En los mejores momentos, en la década de los noventa, Mario Leguizamón alcanzó a tener tres locales en Cúcuta, vendiendo hasta 30 productos por día en cada uno de ellos.
Hoy, con un solo punto en el centro de la ciudad, las ventas llegan a 10 artículos en un buen día, pero esto ocurre muy pocas veces. “Hay días en que no se vende nada”, asegura.
Los clientes son las personas que coleccionan la música de sus artistas favoritos, especialmente los de género popular. Los jóvenes muy poco se acercan, especialmente porque ellos usan la internet para escuchar los temas de sus cantantes preferidos.
Ante este panorama y para poder mantener el negocio, después de 22 años, Leguizamón ha tenido que diversificar la oferta y ahora en los anaqueles estás los CD y DVD y colgando del techo, los instrumentos musicales que también ofrece.
Los clientes merman con el tiempo y él reconoce que en algunos años tendrá que buscar otro medio de sustento, por supuesto, legal. Sin embargo, asegura que siempre tendrá un espacio para los artistas.
El otro dolor de cabeza de la venta de música legal es la piratería. Este fenómeno se evidencia en las calles del centro de la ciudad, en donde muchas familias derivan su sustento de la venta de discos copiados ilegalmente con la ayuda de la internet.
Ya sea CD o DVD, sin importar el artista, un artículo cuesta entre $1.500 y $2.000. Uno de estos vendedores, explicó que en unos años también tendrá que buscar otro modo de vida, pues cada vez son menos los clientes que se acercan . “Los de los carros y los que buscan música para fiestas nos compran, pero la música por internet nos ha quitado clientela”.