
La actividad comercial en el corredor fronterizo San Antonio-Ureña ha disminuido al menos en un 70%, debido a la falta de trabajadores colombianos, el paso de materia prima y de compradores.
La estimación corresponde al alcalde del municipio Pedro María Ureña, Alejandro García, quien alertó sobre la grave situación de deterioro económico tras más de 70 días del cierre de frontera, que de manera unilateral mantiene el gobierno venezolano.
Expresó que muchos de los negocios que se encuentran cerrados no abrirán nuevamente sus puertas, debido a que las ventas han disminuido considerablemente.
“Quienes vendían diez, ahora venden tres, quienes producían cien, ahora producen veinte”, destacó al tiempo de agregar que escasamente 30% del aparato industrial de su jurisdicción se encuentra operativo “y las pocas empresas abiertas funcionan a un tercio de su capacidad”.
Políticas erradas
Aseguró que hasta el momento, las políticas de seguridad del gobierno no han traído más que pérdidas a quienes residen en la frontera. “Yo veo como negativo este cierre, estoy hasta ofuscado y decepcionado, todo es negativo, lo único bueno ha sido el avance en materia de seguridad, sin embargo, eso es relativo”, afirmó García.
El alcalde del municipio fronterizo relató que “siguen ocurriendo hechos irregulares sobre la extracción de alimentos pues algunos militares continúan cobrando en pesos para que los ciudadanos puedan pasar alimentos y combustible”.
García agregó que el cierre de frontera ha sido demasiado largo y lo calificó como innecesario, considera que “el objetivo por el cual fue implementado el cierre de fronteras se ha desvirtuado con el paso del tiempo”.