En estos cuatro años ha visto los frutos de su esfuerzo de la primera biblioteca popular de Norte de Santander.
Ha demostrado que se pueden alcanzar sueños administrando pobreza. Recibió la dotación para la sala de informática: computadores, internet, impresoras, todos los servicios gratuitos para los que acudan. También se abrió un salón de música y gestionó con ‘Jóvenes en movimiento’ para dotarla de instrumentos como tiples, guitarras, requinto, guacharacas y se crearon los ensambles de música tradicional campesina colombiana, la carranga, y el ensamble vocal.
Fueron seleccionados por el Ministerio de Educación para viajar a Villavicencio al encuentro nacional de jóvenes. Obtuvieron un alto puntaje debido al proceso transparente y cumplimiento de las metas en la escuela de música.
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En la biblioteca también se oferta el asesoramiento de tareas y tienen el semillero ambiental con los niños “porque para nosotros es importante que conozcan y preserven el medio ambiente. Vamos al sendero ‘Las Tres Cruces’ a recoger basuras para enseñarles la importancia de no contaminarlos.En ese abanico de servicios está el club al barrio, además, el espacio deportivo, las jornadas de lecturas, recreación literaria, talleres de arte. Cuenta con el apoyo de la organización internacional que aporta voluntarias para dictarles clases de inglés a los niños.
En 2017, participó en la RedCOLSI, Fundación Red Colombiana de Semilleros de Investigación en Ocaña y Barranquilla, “logrando un alto puntaje con la estructura compositiva musical y la estructura narrativa literaria, su similitudes a la hora de crear”. Y sobre las mujeres compositoras de Pamplona que la llevó a Bogotá.
En 2019 fue seleccionada, entre las 40 mujeres emprendedoras de Colombia e invitada al encuentro ‘Mujeres transforman regiones’ que organizó la Universidad de Los Andes y la Fundación Movistar en donde tuvo la oportunidad de contar la experiencia que ha tenido con su emprendimiento: Biblioteca Popular Sendero Mágico, hoy cristalizado, hecho realidad, en un barrio vulnerable de Pamplona. Ella solo quiere con este proyecto “dar amor y que los niños de mi barrio estén lejos de la violencia” y qué mejor herramienta que la del conocimiento a través de la lectura, escritura, o abrazando un instrumento musical o aprendiendo a dibujar.
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Unos 100 ‘ratoncitos’ del sector y migrantes venezolanos han requerido los servicios de la Biblioteca Popular en estos cuatro años, según calcula la Comunicadora Social, Tatiana Barajas, quien permanece firme con este emprendimiento que solo le brinda satisfacción del deber cumplido.
En esta hazaña la acompañan sus padres, algunos amigos, madrina y su pareja, porque no hay recursos para pagarle a voluntarios en este sendero mágico del conocimiento.
Una tarea interminable
Tatiana Barajas Flórez estudió la primaria en el colegio Emma Villegas de Gaitán en Bogotá. Regresó en 2003 a Pamplona donde inició el bachillerato en la Escuela El Escorial en Pamplona y se graduó en el Colegio Ágüeda Gallardo.
Se interesó por la lectura desde muy niña. Recuerda que su padre Eliécer Barjas Ruiz le contaba historias de sus vivencias en el campo, de sus épocas de pobreza, de bienestar. Y no solo las contaba sino que las dramatizaba, imitaba voces, las personificaba. Era un ritual en horas de la comida. Eso la marcó de manera positiva y quiso continuar alimentando la imaginación de otros niños por medio de la Biblioteca Popular Sendero Mágico, donde pudieran escudriñar, investigar, sin pagar un solo peso.
Un lugar donde todo fluye, es espontáneo. La tarea no ha sido fácil. Como tampoco fue fácil culminar su carrera de Comunicación Social por la escasez de recursos. Carecía de los mínimos medios como un computador o al menos un celular. Se retiró en una ocasión y veía casi imposible alcanzar el título en la Universidad de Pamplona.Hizo las pasantías en el programa PropazII de la alemana GIZ con sede en Cúcuta. El 19 de abril será la ceremonia de graduación.
Tiene muchas ambiciones como una maestría en Literatura Latinoamericana, conocer Alemania y aprender el idioma. Le gusta la música. Estuvo en un coro y era mezzosoprano. Sin embargo, su norte inmediato es consolidar aún más esta tarea interminable.
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